313 años con nosotros, Pastora, Tierra bendita de Dios

En la noche de ayer se celebraron en nuestra capilla los primeros actos conmemorativos del CCCXIII Aniversario de la Revelación de María como Divina Pastora de nuestras Almas al Venerable Padre Fray Isidoro de Sevilla, primer apóstol y genuino creador de tan venerado representación de María bajo el amable traje y título de Pastora.

Tras la proyección con que compartimos el Jueves Pastoreño, en la que nuestro hermano y Diputado de Cultos Josema Calderón nos mostró la imaginería procesional lebrijana, pasamos a la capilla para el rezo de la corona seráfica, que fue dirigida por nuestro sacristán y Prioste Primero, Álvaro Martín, intercalada por cantos que el pueblo ofrecía a la Divina Pastora dirigido por nuestro sochantre y Secretario, Francis Segura.

Al término de la Corona, tras el ofrecimiento y las Letanías, habiendo recibido el día de la revelación con jubiloso repique de campanas que ofreció a la Virgen nuestro hermano y Auxiliar de Priostía, Félix Lerma, nuestro hermano Pedro José Rodríguez Molina, presbítero, revestido con capa pluvial, se acercó al altar del lienzo primigenio para saludar a María con el canto de la Salve Solemne. A continuación, delante de la imagen primitiva de Ruiz Gijón, nuestra queridísima titular, se entonó el Himno de la Divina Pastora compuesto en 1950 por el fraile capuchino fray Buenaventura de Cogollos-Vega.

El sacerdote, que había bendecido previamente una hermosa medalla que con lazo albiceleste prendía del icono primigenio pictórico, la puso a la veneración de los fieles presentes, que la besaron con cariñoso afán conociendo que en aquella presea iba el encanto y la historia del lienzo en que Tovar, por primera vez en la historia, reflejó a María como Divina Pastora.

Esta noche clausuraremos tan devotos cultos con la Misa Solemne, que será ofrecida por las intenciones del pueblo venezolano. La presidirá a las 21 horas nuestro hermano sacerdote antes mencionado. Os esperamos para paladear 313 años de gloria auténtica e ininterrumpida en torno a los primeros testigos de la devoción pastoreña en el mundo.