
Es el momento de rendirse ante el Señor y darle gracias por todo lo que nos regala desde su infinita Misericordia. Dios quiere para sí un pueblo bien dispuesto. Atendamos su ruego y oremos ante el Corazón Sacratísimo de su Hijo Jesús, que prometió a España reinar y ser venerado con especial fervor en nuestra patria, derramando sobre nosotros singulares devociones. Él nos espera y nos aguarda. Acudamos, como ovejas al Buen Pastor, para que, guiadas por su cayado de amor y ternura, conozcamos las cañadas que conducen a los pastos de la Gloria, donde Él vive y reina inmortal por los siglos de los siglos.
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