martes, 13 de septiembre de 2016

La Divina Pastora de Santa Marina brillará por primera vez con la luz de los Santizo


La estirpe de los Santizo, muy vinculada a las cofradías sevillanas, será la encargada de encender el paso de la Divina Pastora en su próxima procesión por las calles de Sevilla.

Es septiembre. Han pasado los cultos de la Divina Pastora, y aún en la capilla de la calle Amparo siguen frescas las flores rosas y blancas que han perfumado los días grandes para la primitiva hermandad. En unos días, la que es Pastora y Tabernáculo de la Santísima Trinidad saldrá por las calles de feligresía para iluminar con el brillo de sus ojos a todas las almas que se postren ante su paso. Las dependencias de hermandad —que en estas vísperas se llenan de rostros impacientes—, vuelven a ser el escenario del premonitorio trasiego. Enmarcada en este entorno, recibimos la visita de aquellos que este año se encargarán de encender el paso de la Divina Pastora.
Capillita de San José en la que trabajaba
como sacristán José Santizo Roldán

Manuel y Miguel Ángel, padre e hijo, son el legado vivo de una familia estrechamente vinculada a las cofradías de Sevilla: los Santizo. La saga de los Santizo nace a finales del siglo XIX de la mano de la figura de José Santizo Roldán, abuelo y bisabuelo —respectivamente— de nuestros invitados. El origen de este singular servicio a las procesiones es la simbiosis de dos cosas, cuenta Miguel Ángel: «Mi bisabuelo era sacristán de la capillita de San José y, además, operario de la Catalana de gas. Antes de que llegara el alumbrado eléctrico a las calles, se encargaba de encender las farolas con una caña».

Finalmente, José Santizo acabó extrapolando su trabajo a la religiosidad popular sevillana. Desde entonces, esta familia abarca multitud de cofradías, aunque no se conocen datos de cuál fue el primer paso para el que sirvió su maestría. Sin embargo, Manuel y Miguel Ángel no son capaces de nombrar alguna hermandad con la que no hayan tenido alguna vinculación de servicio a lo largo de la historia.


La estirpe que hoy conocemos no solo ha provisto de luz a los pasos, sino que también hizo sonar campanas de iglesias y aportó acólitos hasta los años ochenta —cuando los grupos jóvenes se empiezan a encargar de esta labor—. Actualmente, además de cumplir su función como los «hombres de la caña», también amplían su trabajo como transportistas de los enseres de las hermandades.
Miguel Ángel Santizo portando el
estandarte celeste de la Archicofradía
Sacramental del Sagrario de la Catedral

La cuadrilla de trabajo se estructuraba jerárquicamente, explica Miguel Ángel: «Cuando se era niño, te vestías para salir con la naveta; cuando tenías cuerpo para aguantar una dalmática, pasabas a incensario; y, en el momento que cogías experiencia, pasabas a pertiguero. La técnica para encender la cera se aprendía en los cultos internos de las hermandades. A mí me enseñó mi padre y, a él, mi abuelo. No solo se crecía en edad, sino también en responsabilidad dentro de la cuadrilla».

Tras unas gafas desbordantes de experiencia, Manuel recuerda con añoranza sus comienzos en la tradición: «El primer paso que encendí fue el del Señor de la Sentencia, con dieciséis años, después me cambié al paso de palio». Añade también que la cuadrilla familiar se completaba con vecinos y allegados, dada la gran demanda que tenían a lo largo de todo el año. Su función no se limita a la Semana Santa, sino que desde su germen y, hasta nuestros días, colaboran en procesiones de impedidos, hermandades de gloria, sacramentales y un enorme elenco de cultos y actos.

Esta particular labor de servicio a traspasado las fronteras hispalenses. La Hermandad de la Oración en el Huerto de Huelva cuenta desde hace más de veinte años con Santizos encendiendo su paso de palio, el de la Virgen de los Dolores Coronada. Narra Manuel una anécdota que le ocurrió cuando, llegando el paso de palio onubense a la tribuna oficial, el público congregado estalló en una enorme ovación. «El obispo me llamó y me dijo: “Santizo, ¿sabe por qué la gente toca las palmas? Este aplauso se debe a que es la primera vez que este paso llega encendido aquí”», explica orgulloso.
La saga de los Santizo, ante el azulejo que reconoce
su trayectoria en la calle Peñuelas

Miguel Ángel siempre ha sido fiel defensor de la figura del encendedor, igual que se valora y reconoce la del capataz, el costalero o el músico. Cuenta con orgullo que el ayuntamiento y el Consejo de Cofradías de la ciudad homenajearon tanta dedicación con un azulejo situado en la plaza de San Román, collación a la que los Santizo han estado muy vinculados. En el año 2014 escribe un libro biográfico sobre su familia La Saga de los Santizo, del que dice: «Si es un placer escribir un libro, aún mayor es si lo escribes sobre tu familia. Esto es patrimonio de la humanidad, ya está escrito».

Familiares de los Santizo obsequiaron a la Divina Pastora con un bello sombrero. El próximo 18 de septiembre, este reconocido apellido renovará la vinculación con el primitivo rebaño pastoreño, encargándose de que todos los codales de cera del majestuoso risco caminante permanezcan encendidos como los corazones de los devotos que ansían con cariño esta fecha tan señalada.

IRENE ASTORGA PEDRERO

DANIEL MADRID PASTOR

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